(...)
Últimamente me ecuentro con cada vez más gente que me recuerda lo difícil que es hablar las cosas de frente, sin tener prejuicios ni miedo a las consecuencias; y la verdad no las entiendo.
Siempre que hay algo que no me gusta, que no me parece que va con los valores de esa persona, voy y lo digo, no me cayo nada; hasta poniendo en riesgo relaciones tan fuertes como amistades de más de 10 años, hasta una vez le dije algo así a mi viejo (fue la única vez que estuvo a punto de pegarme). Y siempre termino con la conciencia tranquila y la situación es mejor que si se seguía escondiendo ese sentimiento que me carcomía el alma.
En fin... no entiendo a la gente que piensa algo y se lo guarda...
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